martes, 23 de octubre de 2012

ALMA COMO FORMA PURA

FORMA PURA Y OPUESTOS ADJUNTOS
Sobre la inmortalidad del alma
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía

 

                                               Fidel, Gustavo, Kiko, Francisco

Ahora, desde el monismo espiritualista, procedo a contestar las preguntas de mi apreciado amigo el filósofo Fidel Gutiérrez Vivanco, el cual trabaja intensamente en la demostración filosófica de un universo que se desenvuelve bajo los principios de conservación y destrucción y que recientemente ha postulado el método de conservación del ser (Método Princonser).

Debo hacer una advertencia previa para entender el horizonte de las respuestas, y es que personalmente admito que la luz final se consigue no sólo por el avance intelectual ni por obra del pensamiento reflexivo, sino que se produce por un movimiento interior del corazón hacia Dios. Pues, concibo que la lucha no consiste solamente en iluminar la inteligencia y sí, más bien, en unificar la voluntad contra la soberbia y la vanidad. Se trata, pues, de una humildad ontológica ante la propia condición de criatura. Ya lo decía Guardini: El yo se oculta en un espacio de apariencias…es el espacio ficticio y malicioso del mal, el misterio abismal en el que la voluntad libre se sustrae a las exigencias de Dios.

Fidel: ¿Por qué dices que el alma se une al cuerpo? Tu respuesta puede ser: “el estado natural del alma es su unión con el cuerpo”, si esto es así  ¿por qué se separa del cuerpo? Y por último, ¿qué es el alma como entidad?

Gustavo: ¿Por qué el alma se une al cuerpo? Respondo: el alma no se une al cuerpo –eso ocurría en el dualismo metafísico de Oriente y Occidente- sino que conforma una substancia única con el cuerpo mientras vive en este mundo. Luego preguntas: ¿por qué se separa del cuerpo? Respondo: se separa porque es forma pura incorruptible. Después repreguntas: ¿qué es el alma como entidad? Respondo: Simplemente es la temporal forma pura y antinatural de la persona humana, cuyo destino es volver a unirse con el cuerpo.

Fidel: ¿Qué actividad psíquica no depende del cuerpo. No encuentro ninguna actividad psíquica al margen de la función cerebral.

Gustavo: Toda la actividad intelectual no sensible y abstracta en la medida en que no es el cuerpo el origen ni la causa de este conocimiento. Me explayo: en una célebre polémica entre Popper y el Nóbel J. Eccles éste le respondía al segundo que sería imposible encontrar el Otelo, la teoría de la gravitación o la Novena Sinfonía en alguna parte del cuerpo (El Yo y su Cerebro, Labor, Barcelona, 1980, p. 232). Me parece que esto constituye un ejemplo importante del principio general según el cual un nivel superior puede ejercer una influencia dominante sobre otro inferior, pero además habría un principio de libertad –como apuntó N. Hartmann- por el cual el estrato superior es autónomo respecto del inferior. Es más, los estratos superiores contienen elementos nuevos y constituyen una estructura propia (principio de novedad), de tal forma que el estrato superior implica al inferior y no a la inversa (principio de fuerza). Dicho de otro modo el viejo mecanicismo resulta ser una ilusión.

Fidel: Tú afirmas “Destinada a volver a la carne para luego del juicio volver a unirse a un cuerpo. Lo que le espera puede ser el premio o el castigo eterno”.   Esto  es   una  creencia religiosa, es consistente, pero su entendimiento depende de la confirmación de la existencia del  alma como una entidad que se une y separa al cuerpo y se vuelve a unir en la supuesta resurrección. La dificultad está en que los cuerpos son reciclables, y a lo largo de la historia de la humanidad muchos cuerpos al desintegrarse sus componentes moleculares se han incorporado a otras formas de vida, si las almas no se han  reciclado igual que el cuerpo, habrá una desproporción abismal en la resurrección, sobrarán almas.

Gustavo: El hombre no sólo necesita de la razón natural sino también de la razón sobrenatural para comprender las verdades de la fe. Esto no es renunciar a la naturaleza racional del hombre, sino su reafirmación en un plano trascendental. La “confirmación” del ciclo del alma se dará en la Resurrección, que está antes del Juicio y después de la Creación y la Caída. Objetas: La dificultad está en que los cuerpos son reciclables, y si las almas no se han  reciclado igual que el cuerpo, habrá una desproporción abismal en la resurrección, sobrarán almas. Respondo: no faltarán cuerpos en las resurrección de las almas, pues ¿qué es recomponer un cuerpo para quien que creó la materia y el espíritu?

Kiko: Buenos días, apreciados pensadores, acabo de escuchar la respuesta última y permítanme terciar diciendo que efectivamente para Dios recomponer un cuerpo no es nada siendo el creador del alma y de la materia. Además, la ciencia con el bosón de Higgs, si es que se confirma, estaría dando cuenta de sólo el 4 por ciento de la materia del universo, el resto queda aun inexplicado.

Fidel: Bueno Kiko, vuelvo a mi ilación interrogativa. Dice Gustavo que “El alma como forma pura es inmortal, espiritual e incorpórea, es decir intrínsecamente su existencia no está ligada al cuerpo ni a la materia”. ¿Cómo es esa forma pura? No puedo concebir la forma sin su contenido material. Algo incorpóreo puede ser un ente ideal, estos son intemporales. Pero los entes ideales son creaciones del hombre, siendo así el alma también es sólo un concepto que intenta explicar el fenómeno humano.

Gustavo: Lo primero que hay que tener en cuenta es que no hay alma pre-mortem,  como piensan los gnósticos y el reencarnacionismo. En  consecuencia, lo que hay  es  la unidad psicofísica del alma y el cuerpo llamada Persona, tras la muerte sobrevive sólo el alma, que es un estado antinatural de la persona. Es decir, el estado natural del alma es su unión con el cuerpo. Es más, el estar sin el cuerpo es contrario a la naturaleza del alma. Esa forma pura sin cuerpo ya deja de conocer a través de la experiencia sensible, porque la sensibilidad está unida al cuerpo, carece de facultades sensitivas, pero puede conocer los objetos espirituales.

 Cuando el alma se separa del cuerpo ya no depende de los sentidos ni de la imaginación. Está más allá de la naturaleza. Pero en la condición de separación del cuerpo el alma ya no es estrictamente una persona humana, pues persona indica la unión de alma y cuerpo.

Kiko: Esto puede conducir a un mal entendido, en el sentido de creer que el hombre está mejor en estado de separación del cuerpo.

Gustavo: Pero el estado natural del alma es su unión con el cuerpo. Preguntas Fidel: Algo incorpóreo puede ser un ente ideal, estos son intemporales y añades que los entes ideales son creaciones del hombre, siendo así el alma también es sólo un concepto, un mero flatus vocis como dicen los nominalistas, que intenta explicar el fenómeno humano. Respondo: tenemos un concepto del alma pero el alma no es un concepto es una realidad espiritual, es parte del estrato superior del ser real, antes de lo espiritual están el físico, el biológico y el psíquico. El alma no es parte del ser ideal (leyes lógicas, matemáticas), pertenece al estrato del ser espiritual. Pues la realidad se encuentra ontológicamente jerarquizada.

Kiko: Aunque no es exactamente lo mismo estoy pensando en los virus. Estos no están ni vivos ni muertos, existen en un estado de latencia, no se reproducen y necesitan inocular su carga genética en otra célula para reproducirse. Claro, tienen un componente material, son seres reales, pero son seres que no se comportan como los demás seres vivos, existen en una letargia parecida a la muerte.

Gustavo: Por lo demás, el ser ideal no es un invento de la mente humana, ésta lo descubre pero no lo crea, por eso se considera que tiene ser en sí pero a diferencia del ser real es intemporal, invariable y general. En cambio el ser irreal es una creación de la mente humana, es ser para otro. El ser ideal es intemporal, la inmortalidad del alma no significa intemporalidad sino permanencia en el tiempo. El problema en la comprensión de las regiones del ser se origina de un enfoque monista que interpreta la realidad desde uno sólo de los estratos en aras de la unidad e interdependencia. En cambio el pluralismo filosófico contemporáneo mantiene la unidad del ser pero afirmando la autonomía de los estratos superiores respecto de los inferiores.

Cierto que la interpretación convencionalista –la mente modela el mundo– desde Poincaré y Nagel hace que el ser ideal sea concebido como principios, reglas y relaciones. En este punto sostengo que el desafío de la filosofía contemporánea es evitar las unilateralidades y reconocer con el positivismo y el realismo que la Mente y el Mundo son independientes, y con el convencionalismo aceptar que la Mente desentraña el Mundo con su propio aparato conceptual perceptivo.

Fidel: Partiendo de las tres dimensiones del ser humano: biológico, social y espiritual,  e interpretando de acuerdo al principio de conservación, el  deseo natural de sobrevivencia corresponde a la dimensión biológica. A la dimensión social le corresponde el deseo de trascendencia. Y a la dimensión espiritual le corresponde el deseo de inmortalidad. Estas tres formas de deseo responden al principio de conservación.  

Gustavo: la idea resulta muy sugerente, pero no me resulta muy claro, pues ¿en dónde reside tal principio, cuál es su origen, persigue otro propósito superior, es autónomo o responde a alguna teleonomía?

Fidel: Estas concepciones del mundo pueden ser míticas, religiosas y científicas. El dualismo no es una casualidad, así como no es casual la existencia de la religión y la ciencia. Desde un punto de vista histórico el orden de aparición es: el mito, la religión y la ciencia.

Gustavo: Este esquema tiene sus propósitos didácticos y cumplió muy bien sus objetivos en el positivismo comteano, pero con el moderno desarrollo de la antropología cultural y la etnología no sólo se ha demostrado toda la riqueza del concepto de “mito”, sino su presencia en la ciencia y en la sociedad moderna, y la necesidad de despojarse del concepto peyorativo de “Mito” de la Ilustración. Por su parte la sociología y la filosofía también ha insistido en el carácter religioso de muchos fenómenos seculares, incluida la ciencia. Por tanto, lo recomendable es despojarse de esquematismos e ir hacia un pensamiento más sutil.

Fidel: Cuando la ciencia entra en conflicto con la religión lo que está ocurriendo es el conflicto entre la razón y la emoción. Por eso, el “científico puro”  es emocionalmente apagado. Y el religioso puro es dogmático e irracional.

Gustavo: Me parece que tal imagen del científico y del hombre religioso es puro clisé. Basta conocer las biografías de muchos científicos y santos célebres para constatar que el clisé se hace pedazos. Tomás de Aquino, por ejemplo, era un hombre flemático, nada emotivo, le decían el “buey mudo”. En cambio San Francisco de Asís era vivaracho y emocional. Newton era un hombre sereno y aparentemente frio, pero en su laboratorio buscaba en secreto ignotas fórmulas alquímicas que al final terminaron envenenándolo mortalmente. Era un  apasionado. Por ello el conflicto entre ciencia y religión no es de carácter temperamental, sino metodológico principalmente. Un autor inglés llamado David Lindberg (2002) ha demostrado que la ciencia antigua, tan llena por lo espiritual, no excluyó el análisis matemático en el marco de la filosofía natural tradicional.    La ciencia medieval también hizo muchas contribuciones a la tradición científica occidental, aunque continuaron aferrados al método silogístico y a la metafísica aristotélica. Pero fue la nueva metafísica mecanicista la que estimuló la experimentación y la matematización de la naturaleza. Además, afirma Lindberg, la ciencia moderna se desarrolló en circunstancias sociales nuevas. Concluye, la ciencia moderna inicial es discontinua con la medieval, pero preparó el camino para el logro científico del siglo XVII.

Fidel: Esta fragmentación se resuelve con la integración de estas dos realidades humanas, lo racional con lo emocional. El único saber que puede integrar por ahora es la filosofía. Esto explica el intento de los científicos de entrar a la filosofía como una necesidad natural del espíritu y de los religiosos de entrar a la filosofía para encontrar fundamentos racionales a sus creencias.

Gustavo: Coincido que es urgente una integración de lo racional y lo emocional. Pero dudo que la filosofía sea capaz de volver hacerlo. Lo logró en el pináculo de la Edad Media, el siglo XIII, con la prodigiosa síntesis del tomismo. Hoy en cambio, y esto arranca desde el nominalismo y se robusteció con el empirismo, el subjetivismo imperante desde la modernidad sacó al hombre de su eje cósmico sumiéndolo en un egocentrismo que lo devora en una voluntad de poder que ha terminado negando toda verdad, razón y dios. Las condiciones sociales, por lo demás, también impulsan a ello. La metafísica de las esencias de la antigüedad clásica y la metafísica de la persona del cristianismo no se baten en retirada pero no son hegemónicas. El pensamiento hegemónico, desde Galileo, es  antiesencialista y afirma que las cosas no se caracterizan por supuestas esencias inmutables sino por propiedades y leyes que rigen su comportamiento. Esta filosofía es la que hace del hombre un pequeño diocesillo, un deus in terris, que está sobre el bien y el mal, un nihilista que disuelve todo valor. Y el deber de la filosofía no es servir de comparsa en estos tiempos moribundos y pragmáticos sino marchar contra corriente, contra el sistema. Soy realista y no pesimista, pero al parecer la placidez burguesa también invade a los filósofos, dejan de ser contestatarios y se suben al carromato de las seudo verdades incuestionables. Sin Dios, Verdad y Razón universal la humanidad se dirige a la decadencia franca y directa de su propio ser.

Kiko: Pero díganme, ¿acaso el alma y el cuerpo no pueden ser opuestos complementarios?

Gustavo: Esa es justamente la idea del apreciado amigo y distinguido profesor cubano-boliviano, llamado Carlos Álvarez Zayas, el cual admite el alma desde su propia perspectiva de la complementación de los opuestos y sobre lo cual digo que los opuestos complementarios es una idea muy valiosa y sugerente. Lo que inmediatamente trae a mi mente la idea del gran filósofo, que anda a horcajadas entre lo medieval y la modernidad, Nicolás de Cusa, cuyo monumento fúnebre se halla en Roma junto al Moisés de Miguel Ángel, con su sugerente categoría de la Coincidenttia Opossitorum o superación de toda contradicción para concebir lo Absoluto. De modo que Dios inefable está por encima del ser y del no-ser, es inexpresable, es imposible toda sabiduría sobre él, es anterior al principio de contradicción, sólo es posible un saber místico y negativo de su ser trascendente. En cambio el mundo es diferente a Dios, abriendo así un camino de conocimiento independiente sobre el mundo. Sus ideas sobre el microcosmos y el macrocosmos lo convirtieron en un antecesor de la dialéctica en la filosofía moderna. Ambos aspectos de su pensamiento (lo trascendente y lo inmanente) no se hallan separados y son como las dos caras de una misma moneda. El mundo es complemento de contrarios u oposiciones, en cambio Dios es superación de toda contradicción.

Kiko: ¿pero la idea de la complementación de los opuestos no nos lleva también a pensar como complementario lo inmanente y lo transcendente?

Gustavo: Cierto. Pero lo más interesante y fecundo en la idea de la complementación de los opuestos radica en la posibilidad de pensar que junto al mundo divino y eterno está el mundo natural y temporal, junto al cuerpo mortal y corruptible está el alma inmortal e incorruptible y así sucesivamente en una incesante dinámica del ser.

Fidel: lo cual sería rechazado por el pensamiento positivista.

Gustavo: De plano. Pero, por lo demás, el positivismo estrechó la panorámica al reconocer sólo la independencia de lo real frente a la conciencia, pero le faltó justamente la otra unilateralidad del convencionalismo, a saber, el reconocimiento de que la mente también modela lo real.

Kiko: Ahora bien, la idea de la complementación de los opuestos está también presente en la filosofía taoísta del yin y el yang, y parece ser la forma predilecta de la explicación panteísta y naturalístico del universo, el cual desarrollado de modo consecuente lleva hacia la negación del alma en su vida trascendente y hacia la afirmación de la supervivencia cultural y genética del hombre.

Gustavo: Efectivamente. Un universo sin alma inmortal es un universo sin Dios, equivale a la reducción del cosmos a meros movimientos deterministas de transformación de la sustancia material en un ciclo interminable, es un universo sin fin superior a la materia, es el sueño dorado de quienes pretenden erigir una ética estrictamente humanista sin vinculo trascedente ni divino. Como el espíritu del hombre es el primero e inferior en el comienzo de la vida de los seres espirituales, y está más cerca a la materia, puede ser engañado y seducido por el discurso ateo, siempre y cuando se mantenga sordo a la Palabra de Dios. En cambio los seres espirituales superiores a él saben que Dios existe, de ello no pueden dudar, no son tan necios para negarlo, pero sí algunos para desobedecerlo. Pero para el hombre Dios y el alma no es una verdad evidente y debe abrir su corazón para que su mente entienda.

Fidel: ¿pero acaso esto no es mera teología?

Gustavo: Esto no es mera teología, sino, que en el caso del alma se puede tener indicio de ella en una clase de memoria que registra todas nuestras experiencias en un orden temporal adecuado, la cual no está almacenada ni en la mente ni en el cerebro, más bien es espiritual. A este tipo de memoria-muy distinta a la de corto, mediano y largo plazo- Bergson la llamó “pura” y Popper la denominó “productora de continuidad”.

Kiko: qué es esto de la memoria pura.

Gustavo: La memoria pura de Bergson es espiritual y se corresponde a la forma pura del alma. Tanto así que las experiencias de muertos que vuelven a la vida relatan la experiencia de este tipo de memoria, por la que ven pasar toda su vida en un instante.

Francisco: Bueno he permanecido silencioso y atento durante todo el diálogo, pero pienso al respecto que el alma es un principio vital, que permanece en la persona que queda vegetal, lo que indica que el alma no se identifica con el cerebro. El alma tampoco no es el corazón, puesto que puede ser artificial. Incluso una persona en estado vegetal, con corazón artificial y sin brazos ni piernas pero con vida mostraría que el alma no se identifica con ninguna parte del cuerpo, no es el cuerpo, funciona en unidad con el cuerpo, pero si éste muere lo trasciende, porque lo que no se identifica con el cuerpo no puede morir con él. De modo que se trata de una forma pura, que existe en unidad con el cuerpo pero que tras la muerte le sobrevive.

Lima, Salamanca 23 de octubre 2012